Londres, finales del siglo XVII. Christopher Ellis acepta un trabajo en la Real Casa de la Moneda a las órdenes del mismísimo Isaac Newton, administrador de la institución que se encarga de controlar la forma de pago.

La Torre de Londres es un maremagnum en el que conviven presos, artilleros y fieras, y una serie de cadáveres que van apareciendo junto a mensajes codificados. El científico y su ayudante se pondrán manos a la obra para intentar esclarecer los motivos que están llevando a que su trabajo de perseguidores de falsificadores de monedas esté derivando a buscadores de asesinos. Desde los palacios más señoriales, hasta los rincones más sórdidos de un Londres donde la picaresca y el juego político se dan la mano, Newton y Ellis seguirán la pista escondida en los mensajes en clave que el asesino está dejando junto a los cadáveres.

A lo largo de las páginas, Philip Kerr, nos envuelve en un escenario sórdido donde nada ni nadie es lo que parece y en el que el juego político se mezcla con venganzas religiosas para llevar a nuestros dos investigadores a un callejón aún más oscuro que los plasmados en algunas de las páginas: alguien está fraguando una conspiración para acabar con el gobierno. El maestro y su joven aprendiz parecen ser los únicos dispuestos a pararla, aunque quizás se arriesguen a perder la vida en el intento-

Editorial Salamandra