
Si te van los libros en los que a la gente se le va la pinza y las manos cortando miembros sin abusar, te va a gustar. Javier Castillo nos cuenta en El día que se perdió la cordura una serie de sucesos que por una u otra razón marcan a sus personajes y los convierten en lo que nunca pensaron que podrían llegar a ser. ¿Puede una persona de corazón puro e inocente llegar a ser un monstruo por una buena razón?¿Puede el mal tener un hueco para la compasión en la oscuridad? De eso va este libro.
Amanda, el personaje que mueve a varios de los protagonistas de esta historia coral, desaparece misteriosamente un día. Ese momento marcará el resto de las vidas de su familia y de otras personas que, por motivos dispares, están en contacto con ese hecho.
Un libro ameno, fácil de leer y perfecto para desconectar.