
Leer «Donde los escorpiones» tras zamparme «Steelheart» ha sido un poco shock mental, la verdad sea dicha. Al principio mi lectura iba un poco descolocada, lo reconozco, así de repente este bofetón lector que me traía de vuelta a mi mundo fue un poco chocante, pido perdón a Lorenzo Silva por haberle metido en medio de «Reckoners» y por no haber leído previamente ninguno de sus libros con Bevilaqua como protagonista.
Los huecos que Silva ha ido desentrañando previamente sobre este Guardia Civil he tenido la aventura de rellenarlos de forma temporal hasta que cumpla con mis deberes y me lea todos los anteriores (nota mental: pasar por la Fnac cuando cobre). Mientras tanto no me queda más que decir que «Donde los escorpiones» nos lleva hasta Afganistán acompañando a Vila y Chamorro en una investigación sobre un asesinato cometido en la base militar de Herat.
Vamos a ver ¿quién puede ser el asesino en un lugar en el que prácticamente todos los habitantes han sido entrenados para matar? Ajá, ahí está la cuestión, cualquiera puede ser el murder. Silva nos hace un croquis de la situación de esa base que supuestamente está allí para ayudar a un país que lleva décadas (¿siglos?) empeñado en estar en guerra, con los de fuera y cuando toca, con los de dentro.
Bevilaqua, al que me acerco por primera vez en este libro y que resulta que Google me dice hasta que tiene serie (OMG, esta serie se me ha escapado, a mí, que me he tragado hasta Fortitude) yo me lo imagino como algo parecido a Josh Brolin. Con un punto.
Resumen: Donde los escorpiones es para ti si te gustan las novelas de misterio, y es para ti también si además te gustan los libros en los que aprendes (o refrescas la memoria) sobre la historia más cercana, la que parece que más fácilmente olvidamos todos a veces para poder seguir adelante cada día.