
En La Hermandad Marcos Chicot nos devuelve a la vida a Ariadna y Akenatón, dos de los principales protagonistas de El asesinato de Pitágoras, ahora instalados en una vida feliz en Cartago sin saber que 2.500 años después seguirán siendo importantes para nuevos protagonistas. ¿No está la historia relacionada? ¿Acaso no son los hechos, decisiones, errores y aciertos de siglos pasados lo que nos ha llevado a lo que somos como mundo hoy?
Como no quiero estropearos la trama si aún no os habéis leído El asesinato de Pitágoras, os aguantáis y seguiréis sin saber si le mataron de verdad o no en el primer libro, así que ya tenéis tarea.
El caso es que en pleno siglo XXI dos personas dependerán de lo que Ariadna y Akenatón hicieron con el malvado Khaos en su momento. Elena y Daniel, dos mentes privilegiadas, tienen en sus manos, sin saberlo, el modo de avanzar de forma definitiva en el conocimiento de la mente para llevarla por encima de ese limitado porcentaje de uso al que tenemos acostumbrados nuestros cerebros. ¿Es posible que alguien pueda dominar a otra persona a través del pensamiento?¿Es posible ser por encima de uno mismo y de las ataduras físicas?.
Chicot juega con esta zanahoria delante de nuestras narices para que sigamos página tras página avanzando en la peligrosa senda de traiciones y maldades que algunos van creando con el objetivo de dominar la mente humana. Como en la anterior novela (no me he leído más hasta la fecha así que hablo sobre las dos que he reseñado) el autor te lleva de viaje en el tiempo para recrear la vida en la antigüedad de una forma cuidada y llena de detalles. Da gusto leerlo.