Estaba como loca por leer la continuación de Casa de Tierra y Sangre de Sarah J. Mass porque la primera me enganchó a pesar de que su arranque es tan intenso y con tantísima información que procesar que en algún momento llegué a pensar «si esto sigue así, conmigo que no cuente para seguir leyendo». Como hay un punto en el que Mass se calma y controla lo que cuenta, la historia me enganchó. Así que en cuanto salió Casa de Cielo y Aliento me lo compré sin dudar ni un instante.
Cosas a tener en cuenta, el inicio es también un poco agotador. Creo que entre intentar recordarnos ciertos detalles de la primera parte y que le encanta describir situaciones, pues más de lo mismo. Pero sigamos con este libro cuya edición es lamentable, sinceramente me sorprende que Alfaguara publique un volumen en el que faltan revisiones, faltan mapas, faltan detalles que habrían logrado hacer de esta edición algo maravilloso (los que compramos papel somos la resistencia, está claro porque no merece el precio hasta que no revisen tanto error).
Bueno, una vez que servidora se ha desahogado por la decepción de la segunda edición de este libro, vamos a lo que importa: Quinlan, Athalar, Ruhn y compañía y algún mer que sueña con Arriba (Tharion me parece simpatiquísimo) siguen con sus vidas tres meses después del ataque de primavera. Así se lo prometieron a los asteri y así lo han venido cumpliendo. Lo que pasa es que a la pelirroja le va hacerse preguntas y a su ángel negro el cuerpo le pide seguir a su amada allá donde vaya.
Algo se mueve en Midgard, la tierra, el aire y algún que otro demonio, están inquietos y buscan llamar la atención. Eso y que Bryce sigue dándole vueltas a todo aquello que su amiga Danika le ocultó durante los años que fueron amigas. Hay un nuevo arcángel en la Ciudad Medialuna (o Lunathion, porque a la autora se la refanfinfla cambiar el nombre de la urbe cuando le da la gana) y trae consigo algo que va romper la paz de enamorado de Hunt Athalar.
Aires de rebeldía en varios flancos traen consigo decisiones que llevarán a nuestro grupo de amigos a decidir si las cosas pueden cambiar por su propio pie o hay que ayudar a que alguien dé un empujoncito a la maquinaria asteri.
Y, como siempre, nuestra amiga Sarah, nos deja un regalo en este libro que te va a dejar con la cabeza loca, más o menos así…
